Tanto gustó ayer el taller de repostería que nos hizo Montse en el teleclub, que hoy las nuevas reposteras decidieron, encabezadas por Piedad, hacer una nueva tanda de ricas pastas para degustarlas en el encuentro de jóvenes y mayores “ los nombres de mi pueblo.”

Mientras degustábamos un café y las ricas pastas, salieron a relucir nombres como el Cascajar (la playa), el rincón, fuente el caño, fuente de la tía Trini,  la olla ( donde se bañaban las generaciones de los 60), el plantel, el parral (donde está el manantial que nos da de beber), el puente del charco, los guindales, el palomar, el jaraiz,( que era donde se hacia el vino), la dehesa (frente a la iglesia), la huerta vieja entre El Barrio de Abajo y El Barrio de Arriba y la Callejilla, zona de baño de los abuelos.

Santos, el mayor del pueblo, nos contó cuantos molinos había y donde estaban los cocederos y la cantina, y que los habitantes de Santibañez eran los que mejor letra tenían de todo El Valle gracias a Don Manuel, maestro de pueblo que les enseñó a todos a escribir muy bien.

Anuncia, la mayor también, nos contó como había turnos de hombres y mujeres para irse a bañar al río en La Callejilla, y de la broma que les gastaron los chicos al esconderles la ropa; también habló de como hacían la colada con ceniza para blanquear las sabanas, el pan en los comederos y el jabón y la esencia de espliego. 

Salieron a la palestra el canto de las marzas, la pertenencia a los mozos con el pago del cuartillo, el cortejo de las mozas con el engalamiento del tejado de su casa con una rama de guindal, los baños de la olla, las comedias y un montón de cosas mas.  Fué una tarde de encuentro y recuerdo, un bello momento que puede que algun día, otra generación repetirá.